martes, 13 de noviembre de 2007

Valles del Norte, Colegio Vera Cruz

Hoy hemos conocido el arte y la historia de las tierras del señor de Ayala.


Primero hemos ido a ver el campo de Zaraobe, por fuera...



Y por dentro.



Hemos aprendido qué es un fuero, y una inscripción de la puerta nos chivaba quiénes se reunían aquí:


"En este sitio facían Juntas Generales los Concejos, Alcaldes Merinos, Escuderos, Fijosdalgos homes buenos vecinos e Universidades de la Tierra de Ayara, para entender en sus fechos e negocios llamados por montañeros e por repiquetes de campanas."


El fuero de Ayala se conserva todavía hoy a la hora de testar.



Luego hemos ido a Respaldiza. Allí hemos visto una sencilla portada protogótica, cubierta por un tejado, donde hasta hace pocos siglos se cumplían aquí las funciones de ayuntamiento, y a la derecha una pequeña estelita, que nos recuerda al abad Petrus 800 años después de su muerte. Dentro hemos estudiado cómo son los retablos barrocos, la simbología de las vides que cuelgan de sus columnas torsas y algo de iconografía, como San Isidro con sus bueyes arando la tierra o la Inmaculada Concepción, (macula: mancha) un tema que se representa hasta la saciedad en estos años.


Ya fuera, hemos comprobado cómo la iglesia y el ayuntamiento comparten la misma torre. Después de comernos el hamaiketako, vuelta al autobús, con procesión de vacas y todo, hasta llegar a Quejana, donde el Canciller Ayala nos esperaba con su sepulcro y el retablo, góticos los dos. La iglesia, dedicada a San Juan Bautista, estaba llena de retablos barrocos, así que hemos aprovechado para explicar cómo es el arte de después del Concilio de Trento (santos, Virgen, eucaristía...) Nos hemos fijado en Santo Domingo, fundador de los dominicos, aquel que llevaba a sus pies un perro con una tea encendida, como soñó su madre antes de dar a luz.


Y hemos acabado en Arciniega, viendo la iglesia que se fundó en honor de Nuestra Señora de la Encina. Nos hemos fijado en la diferencia entre un retablo gótico, con escenas como si fuera un cómic, y uno barroco, lleno de santos y decoración eucarística. Además hemos visto de cerca cómo se dora un retablo, con pequeños panes de oro. Finalmente, en el museo, nos han explicado cómo era la vida antes de que llegara la tecnología: herrar un caballo, tejer unos calcetines o ir a la tienda a comprar, desde timbres hasta papel higiénico. Y con el hambre que teníamos, hemos tenido un rato para hablar y para comernos el bocata, hasta que finalmente hemos vuelto a Vitoria en el autobús.



Espero que os lo hayáis pasado bien y que hayáis aprendido algo. Seguro que ahora veis con otros ojos las obras cuando vayáis a una iglesia. Hasta otra,
Laura


No hay comentarios: